Luces del Bosque, un trabajo artesanal y artístico
Fue por mi madre, que empecé a tallar en madera.
Todos los martes por las mañanas, regularmente íbamos juntas a recibir clases con nuestra muy querida profesora, Fary Malick. Hicimos muebles preciosos guiadas por el criterio artístico de Fary.
Pasamos un tiempo de camaradería y arte que llevaré siempre en mi corazón.
Por muchos años ya, hemos disfrutado de una finquita, Las Caobas, en la región de Salitral de Bagaces y, ya que Jorge es biólogo, nos hemos dedicado a reforestarla.
Su nombre, Las Caobas, se debe al significativo número de árboles de caoba viejos, que todavía quedaron en pie. Leí un artículo que dice que la población de caobas en Costa Rica está casi extinta. La densidad por kilómetro cuadrado es de 1 caoba por kilómetro cuadrado. En Las Caobas, podemos encontrar cuatro grandes caobas en un radio de 150m.
Y, fue vagando por los bosques que encontramos gran cantidad de madera, o más bien trozos de madera desechada entre la hojarasca y mucha de ella caoba. Nos contaron que anteriores dueños se dedicaban a sacar madera de caoba de la finca, para hacer carbón! Sí, lo oyeron bien, carbón de madera de caoba!
Otros troncos están caídos por las múltiples veces que este bosque se ha quemado a través de los años y por culpa de la mano inconsciente del humano.
Entonces imaginé un proyecto para reutilizar estos trozos, de madera desechada en hacer lámparas y la pantalla la forraríamos con mis preciadas sedas!
La búsqueda de madera entre el bosque es en ocasiones sólo de Jorge y mía. Recuerdo la vez que a caballo entremos a ver una tuca que se divisaba muy interesante y fui atacada por las abejas. Tuve que tirarme del caballo, por supuesto me torcí el tobillo y aunque pude escapar de las abejas, por supuesto que no me libré de un montón de picaduras!
Otras veces la hacemos con los hijos, que ayudan a veces intrigados de lo que puede salir de ese pedazo, medio podrido y que no dice nada!
Un trozo de madera, tirado en el bosque. Un trozo al que fui tallando, quitándole poco a poco la madera podrida y dejando únicamente el corazón de la caoba al descubierto. Fui guiándome por lo que tenía que sacar ya que no servía.
Poco a poco fue tomando forma y fui tratando de dejar lo mejor de la caoba.
Y, el resultado de mi trabajo dejó una huella totalmente diferente, a aquel pedazo de madera tirado y desperdiciado en el bosque!
Después de tallar el trozo de madera, es que imaginamos qué tipo de pantalla es la que le quedaría mejor, y el color de la seda cruda, tejida en telares artesanales, que vamos a usar para la pantalla.
La seda que es mi otra pasión, va a ser parte de mi lámpara de Luces del Bosque.
La seda que vamos a buscar al noreste de Tailandia, a un pueblo de tejedores de preciosa seda artesanal a escogerla, comprarla y disfrutarla. Esa seda que sale del filamento del capullo que tejen los gusanos. Material precioso que luego se monta en los telares para ser tejido. Cada detalle de nuestra lámpara es artesanal y pensado con amor.
Mi amiga Rossy es la que me ayuda y me apoya incondicionalmente con mis loqueras y es así cómo nace una lámpara.
Es ella la que se encarga de hacer la pantalla y darle el toque final!
Armazones de pantallas que hemos ido imaginando de acuerdo a las tallas de madera del bosque.
Seda cruda tejida en telares artesanales del noreste de Tailandia,
Al principio se forra la armazón en papel para ver qué golpe de vista tiene sobre la talla ya terminada y lista para el montaje.
Al fin podemos, entonces, encender nuestra creación. Horas de búsqueda de trozos de madera, de talla, de imaginar cada detalle de la nueva lámpara.
El nombre de la línea de lámparas artesanales es
Luces del Bosque.
Y, por último nombramos la lámpara: Velas al Viento, ya que me recuerda un velero con sus velas hinchadas al viento, sobre un mar que transcurre con olas suaves. en calma.
Les iremos compartiendo nuestros avances con otras de nuestras creaciones de la línea Luces del Bosque que ya están en proceso.